UN BRONCE QUE SABE A ORO
No pudo ser, y otro año más la selección valenciana masculina se quedó a las puertas de jugar la final y de optar a otros metales superiores. Por otra parte la selección femenina fue octava este año.
Pero este año es diferente, nos vamos a casa con muchas satisfacciones que son mejores que la de colgarse una medalla en el cuello.
Nos quedamos con el grupo que hemos formado, con el gran juego que se ha desplegado siendo uno de los equipos menos goleados y tener en nuestras filas al máximo artillero con diferencia, por haber conseguido llenar una grada bajo un mismo grito, y ante todo, por haber sido un ejemplo para todos los niños y niñas que vinieron a vernos, esos y esas que próximamente se pondrán esta camiseta tiene un buen ejemplo de lo que significa jugar al hockey con esta selección. Que hemos subido un peldaño del cual no queremos bajarnos más.
A pesar de todo esto, también nos quedamos con una espinita clavada, y es que creemos que la suerte y algunas decisiones arbitrales no estuvieron de nuestro lado. Pero nos quedan 361 días para volver a la pista, y en esta vida todo vuelve.
Gracias a todos